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La Economía Popular y Solidaria se construye sobre la base de la equidad de género

La consolidación de la equidad de género y la reivindicación de los derechos de la mujer, en el Ecuador, ha sido una de las tareas principales para el Gobierno Nacional, durante sus nueve años de gestión.

 En el contexto de la Economía Popular y Solidaria (EPS), la igualdad de oportunidades y su activa participación en el desarrollo de iniciativas productivas se ha erigido como uno de los pilares fundamentales que ha posibilitado su construcción.

 Es así, que la gran mayoría de asociaciones y unidades económicas populares (UEPs) identificadas en este sector son lideradas por mujeres o cuentan con una considerable participación dentro de las mismas.

 Esto ha permitido generar significativas transformaciones en sus condiciones socioeconómicas que se han visto reflejadas en el mejoramiento de la calidad de vida con la que han venido desenvolviéndose.

 Para el Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria (IEPS), promover el trabajo asociativo con participación equitativa de hombres y mujeres, así como en la toma de decisiones ha contribuido a su empoderamiento a nivel social y laboral.

 La participación en procesos de contratación pública, servicios de capacitación y el acompañamiento en el diseño de emprendimientos asociativos (conformados por mujeres), ha sido otra de las estrategias impulsadas por el IEPS para evidenciar el rol protagónico de la mujer como generadora de empleo e ingresos.

 Es importante señalar que promover la equidad de género en la implementación de proyectos, en territorio, ha permitido también motivar y movilizar la voluntad de las mujeres, especialmente, en los casos en que han debido asumir el cuidado familiar por cuenta propia.

 De esta forma, dar a conocer a las mujeres sobre los derechos que les asisten, y fomentar el reconocimiento de su trabajo, por parte de sus compañeros, será una de las acciones que el IEPS seguirá profundizando en la estructura organizativa de las asociaciones.

 Esto conllevará a la construcción de un nuevo imaginario social en el que la mujer sea partícipe de su propia historia, con total autonomía, lo que le permita alcanzar su pleno potencial individual, social y económico.

 La articulación institucional será prioritaria en este propósito, que impulsará el cierre de las brechas de género, y que contribuirá además a la distribución justa y equitativa del empleo e ingresos.

 

 


 

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